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viernes, 28 de marzo de 2014

En cada etapa de la vida es fundamental adecuar la alimentación.

A lo largo de la vida la nutrición juega un papel fundamental en el crecimiento y el desarrollo, en la prevención de las enfermedades y en la recuperación de la salud. Las personas de edad avanzada experimentan tanto cambios físicos como psicosociales que producen cierta vulnerabilidad a la hora de seguir un régimen alimenticio.
A medida que avanzan los años, la masa magra (sin grasa) y el agua corporal van disminuyendo, a la vez que va aumentando la proporción de grasa. Esto se traduce en una disminución del metabolismo basal, es decir, la cantidad de energía que precisa el cuerpo para funcionar. También se da una pérdida de masa ósea, lo cual aumenta el riesgo de fracturas y por consiguiente disminución de la movilidad.
Los órganos y sistemas van envejeciendo y se van deteriorando, afectando las funciones digestivas, endocrinas, respiratorias, circulatorias, urinarias, inmunitarias y nerviosas.
Uno de los deterioro más evidente que incide en la nutrición es la aparición de problemas dentales y digestivos, puesto que se modifican la absorción, digestión e ingesta de los alimentos.
Las personas de la tercera edad, además, cuando padecen enfermedades suele seguir una dieta restringida o estar polimedicada, lo que en general modifica la ingesta y los procesos metabólicos.
Si eres una persona en edad avanzada o el responsable de la alimentación de una de ellas, debes realizar menús variados y equilibrados, adaptados a las necesidades particulares, comer alimentos frescos y coloridos, reducir la sal, aumentar la fibra y disfrutar de compañía en la mesa, esto último tiene un componente emocional importantísimo.
Si no sabes cómo mejorar algunos aspectos de alimenticios también puedes busca ayuda en servicios de nutrición. El siguiente cuestionario puede servir de guía para medir la situación de riesgo nutricional en personas de la tercera edad:
Sume los puntos que corresponden en cada afirmación:
1) He tenido una enfermedad o afección que me ha hecho cambiar el tipo y/o cantidad de alimento que como (2 puntos)
2) Hago menos de dos comidas al día (3 puntos)
3) Como poca fruta, vegetales o productos lácteos (2 puntos)
4) Tomo más de tres vasos de cerveza, licor o vino, casi a diario (2 puntos)
5) Tengo problemas dentales que me hacen difícil comer (2 puntos)
6) No siempre tengo suficiente dinero para comprar la comida que necesito (4 puntos)
7) Como solo la mayoría de las veces (1 puntos)
8) Tomo a diario tres o más fármacos recetados o por mi cuenta (1 puntos)
9) Sin quererlo, he perdido o ganado 5 kg de peso en los últimos seis meses (2 puntos)
10) No siempre puedo comprar, cocinar y/o comer por mí mismo por problemas físicos (2 puntos)
Si la puntuación total es:
0 a 2: Bueno. Reevaluar la puntuación nutricional en seis meses.
3 a 5: Riesgo nutricional moderado. Tomar medidas para mejorar los hábitos alimentarios y el estilo de vida. Reevaluar en tres meses.
6 o más: Riesgo nutricional alto. Consulte a su médico, especialista en dietética u otros profesionales de servicios sociales o de salud cualificados y pida ayuda para mejorar su estado nutricional.

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