Páginas

lunes, 10 de marzo de 2014

¡Sin engaños! Los alimentos lights no ayudan a adelgazar.

Diversos estudios han determinado que el consumo excesivo de alimentos lights o ligeros no dan carta blanca para disminuir el peso corporal.
Patatas fritas con menos grasa, un ron con menos calorías, quesitos light son productos creados por la industria alimentaria, que no es ajena a la creciente preocupación de la población por el sobrepeso y la obesidad, no sólo por estética sino por las consecuencias a nivel de salud.
Los productos bajos en calorías, en grasa, en azúcares, “light”, pónganle la etiqueta que prefieran, llevan ya un tiempo en los lineales del supermercado y en algunos establecimientos de comida rápida, pero ahora vuelven con fuerza.
A continuación lea el artículo completo:
Aunque los esfuerzos por hacer productos mejorados son de agradecer, también es importante que los consumidores tomen conciencia de que esa etiqueta no es una carta blanca para ponerse ciego. “Lo light muchas veces no refleja la ausencia de calorías ni la posibilidad de abusar de ese producto sin ningún peligro. Se puede ser obeso aunque comas todo light”, asegura a ABC el doctor Camilo Silva, endocrinólogo de la Clínica Universidad de Navarra. Este experto advierte de que no hay que fijarse solo en la calorías sino en la composición nutricional (grasas, proteínas, hidratos de carbono) para no superar las cantidades máximas recomendadas.
“Estos productos no son adelgazantes. Engordar o adelgazar depende del cómputo global de calorías que ingerimos”, aclara la doctora Susana Monereo, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital General Universitario Gregorio Marañón y secretaria de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (Seedo)...

Una dieta equilibrada supone una ingesta de unas 2.000 calorías diarias para los hombres y 1.800 calorías para las mujeres, de manera que, entre un 45-55% de esta energía debe provenir de los hidratos carbono, entre un 15-25% de las proteínas, y un 25-35% de grasas totales, según el consenso Fesnad-Seedo. Las grasas deben proceder en su mayoría del aceite de oliva (cuanto más virgen mejor), mientras que las saturadas (de origen animal) y trans (industriales), así como los azúcares añadidos (refrescos, dulces) deben limitarse y consumirse solo de forma ocasional.
Incluso en sus versiones “ligeras”, determinados alimentos siguen siendo muy calóricos porque contienen un porcentaje elevado de grasas saturadas o trans y/o azúcares, por lo que su consumo debería seguir siendo muy ocasional. “Suele ocurrir que los productos light hacen que se incremente el consumo. Piensan que no engorda y toman más cantidad. Los estudios han demostrado que a más productos light más peso porque, en general, la gente se pasa de cantidades”, señala la doctora Monereo, que invita a los consumidores a mirar las etiquetas porque «un producto que se anuncia como bajo en grasa puede contener mucho azúcar y viceversa». «Cero por ciento grasa no significa cero por ciento calorías», matiza la experta.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario