“Nadie sabe que mi estupenda cabellera es en realidad una peluca”, es la dolorosa frase que refiere Ruth Walters, una joven británica de apenas 22 años que quedó calva tras padecer tricotilomanía, un extraño y poco conocido trastorno de control de impulsos.
La tricotilomanía es una necesidad irresistible de arrancarse el cabello del cuero cabelludo, las cejas y otras áreas del cuerpo, lo que le proporciona al afectado una sensación de “alivio”. La condición puede dejar al paciente con parches descubiertos en el cuero cabelludo o pérdida del cabello por todas partes, lo que puede causar baja autoestima e incluso depresión. El tratamiento más eficaz es la terapia cognitivo-conductual.
Walters desarrolló la condición tras un incidente traumático sucedido cuando tenía 14 años, después de una salida con amigos en la que cree que fue drogada.
Tras el suceso, que califica como desencadenante de su conducta, Ruth ha arrancado casi todo su cabello, hasta quedar completamente calva y tener que utilizar una peluca.” Mi mano está siempre cerca de la parte superior de mi cabeza. Me arranco el cabello mientras estoy conduciendo, trabajando y comiendo. La única vez que no lo hago es cuando estoy dormida”, asevera.
Sin embargo, a pesar del panorama, Walters ha comenzado a recibir tratamiento y se encuentra decidida a recuperarse y generar conciencia sobre la tricotilomanía.
“Este es un asunto muy personal, pero mirando más allá de mi situación, yo creo que debería hacerse más por generar conciencia de las condiciones como la tricotilomanía. El problema a menudo no se diagnostica ni se trata correctamente, y no creo que eso debería continuar”, manifiesta.
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